La telenovela
estrenada hace casi dos meses por Azteca América con Edith González, Humberto Zurita,
Ramiro Fumazoni, Andrea Noli, Martha Verduzco, Juan Manuel Bernal y Verónica Merchant entre otros actores ha
hecho que vuelva a ver una novela de Azteca. Así es, desde La vida en el espejo no
veía una novela producida por ellos.
Hablando de la
novela en sí, es una historia de amor que cuenta con los principios básicos
para hacer una historia en este género televisivo interesante: triangulo
amoroso, traición, buenos, malos y una gran víctima. Entonces, ¿qué la hace
diferente? Simplemente la manera en que
está escrita y contada la historia. Es
un drama que apela a la inteligencia del espectador mediante diálogos y situaciones reales para la clase media y alta de México.
En Vivir
a Destiempo los actores están perfectamente alineados a su edad real y
apariencia física. Vemos a una Edith González madre de dos adultos jóvenes de
veintitantos años.
Las problemáticas
de los jóvenes son las que cualquier chavo de su edad se enfrenta: drogas, alcohol,
sexo, amor, encajar en un grupo de amigos, la universidad, trabajar, vida familiar,
odiar y amar a los padres.
Los padres tienen
otro tipo de problemas que si bien no son comúnmente contados en una telenovela
son reales: estancamiento de la relación en pareja, infidelidad, divorcios, resentimientos e ilusiones de juventud, crisis económica, situación laboral, crecimiento
de los hijos y la lucha en saber distinguir el límite de su autoridad cuando ya
no son adolescentes. También se plantea la relación con sus padres que ya son adultos
mayores, así como sus problemas y
enfermedades propios de la edad.
Dentro de toda
esta realidad la telenovela tiene pocos personajes y todas las historias están entrelazadas
por medio de las familias, trabajo y amistades.
Es muy importante destacar que es una novela que aunque hay una pareja
protagónica, las historias paralelas son igualmente importantes porque sin
ellas la historia principal no tendría sentido.
¿A qué me refiero? A que en la gran mayoría de las novelas hay historias
de relleno que uno las puede adelantar en el DVR y la historia principal no se
ve afectada. En este caso, sin las historias paralelas, la historia principal
sería diferente.
Otro aspecto
notorio es que no hay un cura o padre que juzgue a los personajes por sus
acciones. Aquí no vemos a santos y pecadores. Tampoco está la muchacha que se
enamora del rico, ni la madrastra maldita.
¡Gran historia y grandes actuaciones!
En pocas
palabras, les recomiendo ampliamente esta novela que pasa todos los días a las
6:00 PM por Azteca América.
Diego R. Villatoro
Twitter: diegoinla
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